Centro Cultural Baños Árabes
El Centro Cultural Baños Árabes le acerca a una de las
principales referencias culturales y museísticas andaluzas. El valor
patrimonial del edificio y la singularidad de sus colecciones hacen obligada la
visita a una institución viva y dinámica situada en un enclave privilegiado del
casco histórico de Jaén.
En sus sótanos se emplazan los Baños Árabes, entre los mejor
conservados y de mayor extensión de Europa y, sobre ellos, el Palacio
construido a fines del XVI por el que fuera Conde de Villardompardo y Virrey
del Perú. Sus cimientos ocultaron y protegieron la construcción andalusí hasta
ser redescubierta en 1913.
Casi un siglo más tarde se ha realizado una importante
intervención arquitectónica que adapta el edificio al nuevo milenio.
Actuaciones que lo han hecho accesible, poniendo en valor elementos del Palacio
como la Capilla, el Coro o la Sala Lavadero generando al mismo tiempo nuevos
espacios multiusos. Una joya arquitectónica que además del sitio arqueológico
de los Baños, acoge al Museo de Artes y Costumbres y al Museo Internacional de
Arte Naif “Manuel del Moral”, un referente internacional de este estilo
artístico.
Siete plantas en las que conviven áreas museísticas y zonas
funcionales y de ocio, en las que la conservación y la difusión del patrimonio
van de la mano en una programación cultural abierta y variada de la que podrán
disfrutar todo el año.
Palacio de Villadompardo.
Palacio de Villardompardo descansa sobre el que fuera
Palacio del Primer Conde de Villardompardo y Virrey del Perú, don Fernando de
Torres y Portugal, un edificio renacentista del Siglo XVI, ubicado en el
mismísimo corazón del casco antiguo de la ciudad de Jaén.
Durante el siglo XVII y hasta mitad del XVIII, el Palacio
fue utilizado como Banco, prueba de ello son las dos inscripciones existentes
en los muros del patio central.
A finales del siglo XVIII, el edificio fue adquirido por la
Junta del Real Hospicio pasando éste a la Beneficencia Provincial e
instalándose en el mismo, el Hospicio de Mujeres.
A principios del siglo XIX se realizaron modificaciones al
inmueble, entre las que se encuentra la remodelación de la puerta de entrada
del Palacio, sustituyendo a la anteriormente existente y colocándose sobre su
dintel una inscripción en mármol blanco orlada de piedra gris con el texto
siguiente:
Pascentur primoneniti Pauperum, et pauperes Fiducialiter
requiescent. Isaiae, c. 14,v.
(Los primogénitos de los pobres se alimentan, y los pobres
descansan confiadamente).
Igualmente y, a ambos lados de esta inscripción, se situaron
sendos escudos: a la derecha, el del Obispo Fray Benito Marín (1751-1769); y a
la izquierda, el escudo de Castilla.
Desde principios del siglo XX, el edificio forma parte del
patrimonio inmobiliario de la Diputación Provincial de Jaén, institución que
entre 1901 y 1903 amplía el Hospicio, demoliendo a tal fin unas casas
colindantes al Palacio. En 1970, y tras el traslado del Hospicio a un nuevo
edificio, comienzan las obras de restauración de los Baños Árabes situados en
los sótanos del Palacio así como la rehabilitación de todo el edificio, obras
que finalizarían en 1984 y que fueron galardonadas ese mismo año con la Medalla
de Honor de la Asociación Europa Nostra.
El patio central del Palacio está formado por un cuadrado de
gruesos muros en el que se abren las ventanas y puertas de diferentes
estancias. Dentro de este cuadrado se inscribe otro formado por una galería
columnada en dos niveles, con tres columnas en cada lado y con un total de ocho
columnas en cada uno de los dos niveles.
Para la construcción de la galería del nivel o planta
inferior, el Orden elegido fue el Toscano aplicando arcos de medio punto muy
ligeramente rebajados. Sobre las cuatro columnas de las esquinas descansan
cuatro arcos: los dos mayores, forman el ángulo de la galería; los dos menores,
están unidos al muro perimetral convirtiéndose en columnas “en palmera”,
solución que había sido utilizada por el constructor musulmán que había
realizado la gran Sala Templada de los Baños Árabes subyacentes. De igual modo,
el arquitecto del Palacio utilizó una estructura constructiva idéntica a la
utilizada en los Baños: para las columnas y los capiteles emplea la piedra y
para los arcos y las enjutas el material elegido fue el ladrillo.
En cuanto a la galería del nivel o planta superior, aunque
presenta un esquema similar al de la planta inferior, presenta modificaciones,
ya que se eligió una variante del Orden Toscano. Tanto las columnas como los
arcos son de menor altura que los situados en el nivel inferior. Actualmente,
los intercolumnios de este nivel se cierran con una barandilla abalaustrada de
madera.
Baños Árabes
Historia. Fueron construidos en el siglo XI, en 1002,
aprovechando los restos de una casa o baño romano con pórtico. Posiblemente
reformados en el siglo XII, debido a la presencia de restos de decoración
almohade que se conservan en algunas de sus salas.
Tras la conquista de la ciudad en 1246 por Fernando III, El
Santo, se siguieron utilizando durante los primeros años de dominio cristiano.
Entre los siglos XIV y XV desaparece su función como baño al establecer los
cristianos en sus salas unas tenerías, cuyos restos permanecen aún en las Salas
Templada y Caliente. Y acabaron llenos de escombros para servir de cimiento al
actual Palacio.
A finales del siglo XVI Don Fernando de Torres y Portugal, I
Conde de Villardompardo y VII Virrey del Perú, edificó su Palacio sobre los
Baños, quedando estos enterrados y ocultos entre los cimientos y sótanos
durante los siglos XVIII y XIX, lo que resultó esencial para su mantenimiento.
A principios del siglo XX, el Palacio pasa a formar parte
del patrimonio inmobiliario de la Diputación Provincial de Jaén, que, entre
1901 y 1903, libera el espacio para construir una Capilla para el Hospicio de
Mujeres. En 1913, se descubrieron parte de los Baños durante la realización del
Catálogo Monumental de Jaén. Cuatro años más tarde los arqueólogos proponen que
el edificio se declarase Monumento Nacional, hecho que se produjo en 1931,
adjudicándose con el número de Registro General 528.
En 1936, comienzan las obras de restauración bajo la
dirección de los arquitectos Leopoldo Torres Balbás y Luis Berges Martínez.
Estas obras se verieron interrumpidas por el comienzo de la Guerra Civil. En
1970, la Dirección General de Bellas Artes retoma la restauración del edificio
encargándosela al arquitecto don Luis Berges Roldán, hijo del anterior,
completándose en 1984. La Asociación Europa Nostra otorgó la Medalla de Honor
de ese año a la restauración de los Baños Árabes.
En el año 2008, sirven como escenario en la película La
conjura de El Escorial del director Antonio del Real.
Salas.
El vestíbulo (al-bayt
al-maslaj) de ingreso es una sala transversal de 14 metros de longitud por 3,80
metros de anchura, con alcobas en ambos extremos separadas del resto de la sala
por arcos de herradura sobre medias columnas, esquema que se irá repitiendo en
todas las demás salas.
La sala está cubierta por bóveda de medio cañón y cuenta con
18 luceras estrelladas.
El suelo estuvo revestido de mármol blanco y las paredes
enlucidas y pintadas con decoración de arquerías en color rojo sobre fondo
blanco.
Sala Fría(al-bayt al-barid). Contigua y muy similar a la
anterior aunque de menor tamaño (11,4 m x 3,50 m.), esta sala también está
cubierta por bóveda de medio cañón en la que se sitúan 12 luceras.
La alcoba
situada en el extremo derecho está cubierta con cúpula con 5 luceras.
Sala Templada (al-bayt al-wastani). Consiste en un gran
salón cuadrado de 11´30 m x 11,30 m que, a su vez, encierra otro cuadrado
central, éste cubierto por una gran cúpula de casquete semiesférico sobre
pechinas.
La cúpula no descansa sobre muros macizos sino sobre arcos
de herradura soportados por ocho columnas. En las cuatro esquinas del gran
salón quedan otras cuatro cúpulas menores, y los espacios restantes se cubren
con cuatro bóvedas de medio cañón con 3 luceras en cada una de ellas.
Esta gran sala da paso, mediante dos arcos de herradura, a
otra sala de 11,30m x 2,80 m que preside todo el conjunto y que está cubierta
mediante bóveda de medio cañón; teniendo, sendas alcobas en los extremos
cubiertas con cúpulas con luceras.
Sala Caliente (al-bayt al-sajum). Con unas dimensiones de
15,90 m de longitud por 3,30 m de anchura, la sala caliente es muy similar a
las salas anteriores. Está cubierta con bóveda de medio cañón con 15 luceras y
con sendas alcobas en los extremos con 5 luceras cada una de ellas. Esta sala
está situada junto a las calderas donde se calentaba el agua. Sus muros están
recorridos por chimeneas ocultas por las que circulaba el aire caliente.
En el centro de la sala, un gran arco abocinado la separa
del lugar donde estaba la caldera. A ambos lado de este arco central, dos
pequeñas estancias, contienen: una, un baño cuadrado de asiento y la otra, dos
tinajas.
Bajo su suelo de piedra, toda la estancia está hueca:
numerosos pequeños pilares de ladrillo lo soportan, permitiendo que circule el
aire caliente que, por su tendencia natural, sube y se adhiere al suelo,
calentándolo.
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