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domingo, 23 de noviembre de 2014

Los Conventos de Jaén

De todos los conventos que se levantaron en la ciudad, el más antiguo es el de Santa Clara, regentado por monjas franciscanas, situado en la calle Santa Clara nº7. Se fundó poco después de la conquista por Fernando III en un edificio situado entre las calles Abades y Pilarillos. En 1945 se trasladaron al lugar que ocupan en la actualidad. Entonces el solar era más reducido, pero después lo ampliaron al incorporarle el quemadero, donde la Inquisición realizaba los autos de fe, y la iglesia de Santa Cruz. En el interior destaca la iglesia, de una sola nave con artesonado mudéjar y bóveda estrellada en la capilla, un claustro renacentista con doble galería de arcos y numerosas piezas artísticas que van desde el Cristo de Bambú, talla del siglo XVI, otras barrocas, varios oleos de los siglos XVI al XVIII o las pinturas del siglo XVI.

El convento de los dominicos que fundaron en 1382 por voluntad del rey Juan I, situado en la calle Santo Domingo nº23. Su carácter docente lo convirtió en uno de los colegios más importantes de Andalucía. La fachada principal es obra de Alonso Barba, discípulo de Andrés de Vandelvira. Se concluyó en 1582 y está dividida en dos pisos, contrastando la sencillez del orden toscano del primero con la decoración del segundo. En el interior destaca el patio de planta cuadrada con galería de arcos de medio punto que descansan en columnas pareadas. En los cuatro ángulos las columnas son triples. Los arcos van reforzados con molduras de bocel y en las enjutas se acoplan tallas en punta de diamante. Sobre la clave de los arcos centrales figuran los escudos de armas de los Austrias, las de la Orden de Santo Domingo, las del obispo de Tucamán, fray Francisco de Victoria, que consagro la iglesia y las del regidor Juan de Cerezo mecenas de los Estudios Generales. Este piso inferior data del siglo XVI; el superior es más tardío y está diseñado con una alternancia de vanos, puertas y ventanas que se corresponden con cada uno de los arcos inferiores. Otra estancia es la iglesia construida en el siglo XVI. Después de la desamortización, la Diputación Provincial, su nueva propietaria, lo utilizo como hospicio de hombres y como colegio, y desde 1990 es la sede del Archivo Histórico Provincial.

En el Siglo XVI, los mercedarios, Orden que desde hacía tres siglos estaba instalada en la iglesia de San Sebastián, construyeron su convento en la Plaza de la Merced. Es un edificio de grandes proporciones, distribuidas entre la iglesia, el claustro y las dependencias de los Padres del Corazón de María, que desde 1885 regentan el convento, convertido en parroquia en 1970.
El claustro es la parte más antigua, posiblemente del siglo XVI. Fue restaurado, conservando en buen estado tres de sus lienzos distribuidos en dos pisos con pilastras toscanas y vanos adintelados. En 1727 tuvo lugar la inauguración del  templo. Por entonces imperaba el modelo constructivo de los jesuitas, de modo que la construcción responde a los esquemas jesuíticos: planta de tres naves don testero plano, la central, más elevada que las laterales, se cubre con bóveda de medio cañón; en las laterales se distribuyen capillas hornacinas y sobre ellas corre una galería en la que se abren vanos en línea con los arcos del piso inferior; al fondo, un gran arco carpenal sostiene el coro; el crucero se cubre con bóveda de media naranja. Se accede al templo por dos portadas, la principal, en la plaza que da nombre al convento, es una composición barroca. Una hornacina acoge la Virgen de la Merced interrumpe el frontón curvo. Por la calle Merced Alta se abre la otra portada, compuesta en un simple orden toscano. En el ángulo en que se unen las dos fachadas por donde se ingresa en el templo se eleva una torre en la que destaca el último cuerpo por el remate ochavado que la corona con ladrillo visto. Se apoya en un cuerpo cuadrado recorrido por dobles pilastras construido en 1878.

En 1615, Francisco Palomino Ulloa y su mujer Juana de Quesada fundaron el convento de Carmelitas Descalzas. El edificio, que se encuentra en la Carrera de Jesús, fue construido y costeado en 1673 por Eufrasio López de Rojas, que tenía a dos hijas como profesas en el convento. Siguiendo las normas de la austeridad carmelitana, el templo se organiza en una sola nave cubierta con bóveda de cañón y media naranja en el presbiterio. En la portada, la puerta y la hornacina que muestra la imagen de Santa Teresa de Jesús están enmarcados con el dibujo cruciforme que caracteriza la obra de Rojas. En el interior destacan dos retablos que albergan oleos y esculturas de gran interés, así como el manuscrito del Cantico Espiritual de San Juan de la Cruz y la campana que utilizaba Santa Teresa de Jesús para llamar a las Madres Carmelitas.

En 1616, Melchor de Soria, obispo de Troya y auxiliar de Toledo, que había sido prior de San Idelfonso, fundo el convento de la Concepción franciscana. Actualmente está regido por religiosas Franciscanas Descalzas, conocidas popularmente por las Bernardas. Situado junto a la Puerta del Ángel, cercano en su totalidad por un gran muro, ocupa el solar que en 1575 dejaron los capuchinos, y para su construcción derribaron lienzos de muralla. La iglesia, posiblemente construida en el siglo XVII, presenta una portada de orden dórico organizada por dos cuerpos y un ático. La planta es de cruz latina con el crucero cubierto por bóveda de media naranja sobre pechinas en la que figuran los escudos del obispo de Troya sostenido por águilas. La nave central se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos. A sus pies, el coro se cubre con bóveda elíptica sobre arco carpanel. La portada de entrada al convento es obra de Juan Aranda. Construida también en el siglo XVII, consta de dos monumentales pilastras toscanas rematadas en frontón triangular que acogen el vano de entrada enmarcado por un arco de medio punto sobre el que luce una hornacina con la imagen de la Purísima y los escudos de armas del fundador a los lados.

Entre las calles Compañía, Montero Moya y Moreno Castelló queda ubicado el amplio recinto que fue la residencia de los jesuitas desde 1614 hasta su expulsión en 1767. Por la calle Moreno Castelló una portada compuesta por pilastras, medallones y un nicho central servía de acceso. Actualmente está cegada. Junto a ella se eleva una torre en la que se abren ventanas geminadas. Por la calle Compañía se entra a la que fue iglesia de San Eufrasio. Sólo un arco de medio punto con un escudo de Carlos III en su clave decora la fachada. Por la misma calle, en el siglo XIX se abrió otra portada centrada por una gran balaustrada sobre un arco de medio punto y bajo un frontón con escudo y pináculos decorativos. Después de la expulsión de los jesuitas el edificio tuvo distintos destinos: fue sede de varios centros de enseñanza, del Museo de Pinturas y de la Biblioteca Pública. Después de ser restaurado, actualmente acoge el Conservatorio Oficial de Música.

Autora: Mª José Sánchez Lozano, Breve historia de Jaén.

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