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lunes, 9 de diciembre de 2013

El Santo Rostro de Jaén


Cuentan los evangelios apócrifos que cuando Jesús portaba la cruz hacia el monte Calvario, una mujer se acercó para limpiarle el sudor del rostro. La imagen de su cara quedó estampada tres veces porque el sudario estaba doblado. Uno de estos rostros es el que, según la tradición, se guarda bajo siete llaves en una urna en la Catedral de Jaén.

¿Y como llegó el Santo Rostro de Cristo hasta Jaén? Según una leyenda, el obispo estaba cenando tranquilamente cuando escucho las voces y risas de unos diablillos que tenía encerrados en una redoma. El obispo se acercó con sigilo hasta el jarrón para escuchar a esos seres que contaban cómo en el infierno estaban esperando la muerte del Papa, quien por sus pecados estaba condenado a las llamas eternas.

Preocupado por el destino del Santo Padre, el obispo quiso avisarle y conseguir su arrepentimiento para arrebatar su alma al demonio. Pero no era tarea fácil. Solamente viajando hasta Roma podría hablar con el Pontífice, pero sabía que no llegaría a tiempo. Se le ocurrió entonces convencer a uno de los diablillos para que le llevara volando hasta la ciudad santa. Uno de ellos aceptó a cambio de las suculentas sobras de todas las cenas del obispo, quien disfrutaba cada jornada de un autentico festín.

El obispo liberó de su encierro a la infernal criatura, que le llevó sobre su lomo hasta el Vaticano. Allí pudo hablar con el Papa, que se quedo impresionado por todo lo que le anunciaba el obispo de Jaén. Después de muchos rezos, bendiciones y purificaciones con agua bendita, el obispo consiguió salvar el alma del Pontífice, que se arrepintió de todos sus pecados.  En agradecimiento le entregó el sudario con el Santo Rostro y con él bajo brazo, y de nuevo gracias al diablillo, volvió a Jaén.

La criatura esperaba ansiosa su gastronómica recompensa, pero no fue tan bueno el trato como esperaba. A partir de entonces y hasta su muerte, el obispo solamente cenó un plato de nueces y el hambriento diablillo se tuvo que conformar con las cáscaras de las nueces.


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