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jueves, 16 de enero de 2014

Desde los Fenicios a los Iberos en Granada.


Fenicios Y Griegos
Fueron los fenicios los primeros en llegar a las costas del sur mediterráneo español, donde establecieron diversas factorías enlazadas entre sí a través de las cuales vendían sus productos y obtenían productos locales para exportarlos hacia sus ciudades de origen. Las principales colonias fueron las de Gadir (Cádiz), Malaca (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra). Tras la batalla de Alalia (250 a.C.) el centro de gravedad político y económico se desplazó desde Tiro hasta Cartago, lo que favoreció la entrada nuevos pobladores y comerciantes en todo el sur español.
En particular, en la provincia de Granada, de los restos descubiertos en las excavaciones de la antigua Sexi se deduce que existió un importante comercio de cerámica y de las mercancías propias del mediterráneo: trigo, aceite y vino. El cultivo del olivo y de la vid fue seguramente impulsado por los comerciantes fencíos, ya que se trata de mercancías fácilmente almacenábles y transportables; trajeron también notables adelantos técnicos como el uso del carro como medio de transporte y el perfeccionamiento del arado. En los yacimientos de Puente de Noy y de San Cristóbal se han encontrado, además, tumbas con un particular sistema de pozo con nichos laterales en las que se han encontrado ánforas de alabastro con inscripciones griegas, urnas funerarias y ajuares mortuorios.
Es posible que esta mayor presencia en la costa se tradujese en una penetración hacia el interior, teniendo en cuenta que para una implantación cultural no es necesaria la ocupación militar del terreno, sino que la simple aparición de nuevas técnicas de cultivo y mejores procesos de producción permite que las culturas se expandan lentamente mediante el comercio y la comunicación, por lo que no es difícil suponer que las tierras altas de la provincia también recibieran el influjo de los pueblos fenicios y se sumaran al comercio de los productos propiamente mediterráneos, trigo, aceite y vino, tomando de los fenicios sus técnicas de cultivo, su moneda, y estableciendo nuevas rutas comerciales hacia la costa a través del Boquete de Zafarraya y del río Guadalfeo.
Esta pujanza de fenicios y cartagineses impidió que la otra potencia comercial de aquella época en el Mediterráneo, Gracia, llegase a implantarse en el sur de la península y aunque han aparecido algunos restos de cerámica de vidente origen griego (Necrópolis de Tútugi y Cerro del Real de Galera), no da la sensación de que hubiese existido un efectivo asentamiento sino una serie de contactos esporádicos e intercambios comerciales aislados.
Iberos
Al mismo tiempo que por el mar se producía la llegada de comerciantes y pobladores fenicios y cartagineses, desde el interior de la península se estaba expandiendo simultáneamente un grupo de pueblos agrupados bajo el nombre de iberos que, al parecer no guardaba entre sí ninguna cohesión sino que era el fruto de alginas ciudades que habían tenido cierto éxito agrícola, comercial o militar y habían conseguido prosperar y crecer hasta el punto de necesitar nuevas rutas comerciales, productos o, simplemente, territorio donde asentar su excedente de población. Como continuación (bastante lógica por otra parte) de las culturas argárica y tartésica, los iberos se organizaron en Andalucía oriental en dos grandes grupos: los bastetanos, en torno a su ciudad matriz Basti (la actual Baza) y los turdetanos, ligados a la zona comercial del Valle del Guadalquivir.
Prácticamente todo lo que hoy es la provincia de Granada estaba ligado al área comercial de los bastetanos, quienes disponían de un eficiente sistema de organización territorial basado en ciudades estrategicamente situadas junto a fértiles vegas y en las intersecciones de la rutas comerciales. Con un asombroso parecido al recorrido que actualmente tiene la autopista A92, las principales ciudades aliadas o controladas de los bastetanos eran Acci (Guadix), Illiberis e Ilurco (Pinos Puente). Hay que tener también en cuenta que junto a estas ciudades de cierta importancia (2.000/5.000 habitantes) coexistían numerosas aldeas diseminadas y pequeños núcleos dispersos de población y que el sistema político propio de cada uno de ellos podía variar desde la monarquía a la tribu más pura y simple.
En esta época se produce un enorme avance en la agricultura, definitivamente convertida en el modo principal de vida y en las técnicas de cultivo y transporte; el regadío se generaliza en fértiles vegas; se refuerza la importancia del caballo como medio de transporte y como medio de combate; la moneda se generaliza como medio de pago y la riqueza se convierte en divisa diferenciadora entre clases sociales. Es precisamente de los enterramientos de las clases altas de lo que más restos han quedado en yacimientos como los de Galera, Baza y El Cegarralejo. Destaca entre todos estos restos la hierática Dama de Baza por su excelente conservación y que da idea del grado de refinamiento a que habían llegado los pueblos iberos de la península.

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