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domingo, 12 de enero de 2014

El Periodo Visigodo en Jaén.


A mediados del siglo V la presencia de Suevos se extiende por la provincia de Jaén. Los Visigodos se asentarían definitivamente en el primer tercio del siglo VI. Jaén quedaría al margen de sus asentamientos y seguiría siendo un territorio en el que predominaba la población hispano-romana, con algunas guarniciones militares, como Mentesa (La Guardia), en las que se concentraba la población germánica. Durante todo este siglo, la presencia visigoda por tanto es débil y son frecuentes las rebeliones de la aristocracia romana.

Leovigildo iniciaría hacia el 577 una intensa política de unificación y marcaría el fin de la romanización de la provincia de Jaén y la completa integración en el estado visigodo. En la segunda mitad del mismo siglo surge la presencia Bizantina, que ocuparía una franja mediterránea que llegaría justo hasta la línea del Subbético. Los visigodos a lo largo de diferentes campañas irían recuperando este territorio.

Al frente de cada territorio estaba el Dux, elegido por el Rey, que administraba justicia y comandaba el ejercito. 

En esta época decae la ciudad frente a la creciente importancia de Mentesa, impulsada por la presencia bizantina y por su enorme interés estratégico sobre el valle del Guadalbullón, llegando a ser sede Episcopal y una de las plazas fuertes más importantes junto al "limes bizantino". Un dato curioso aportado por una constitución aprobada por Sisebuto en 612 es la presencia judía de cierta entidad en Aurgi.

La agricultura era la base de la economía, localizándose las mejores tierras en las cuencas del alto Guadalquivir, Guadalimar y Guadalbullón, en las que el regadío permitía la existencia de huertas. La población rural dependía de un señor, propietario de la tierra. Las tierras de secano ocupaban la mayor parte del territorio, abundando el cereal, la vid y el olivo. Ya entonces era conocido el aceite de esta zona por su calidad, existiendo familias dedicadas a su fabricación y venta. En cuanto al cereal, se transportaba a molinos de agua que se concentraban en las orillas del Guadalquivir. La industria, seguramente era pobre y rudimentaria, relacionada con las necesidades demandadas por la agricultura.

Existen pocos restos materiales de este periodo, destacando un Tremis Áureo perteneciente al reinado de Wamba que apareció en una excavación arqueológica llevada a cabo en la plaza de Cambíl en 1992.

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